Español

¿Es esto todo lo que hay?

Ésta fue la pregunta de los israelitas en la primera lectura.  Los israelitas habían regresado a su tierra después de décadas de exilio, con esperanzas de una nueva vida como anteriormente la habían tenido, pero quedaron desilusionados.  Sus campos descuidados, sus casas destruidas, y hasta su Templo destruido.  ¿Es esto todo lo que hay?

Ésta fue la pregunta de los corintios de la segunda lectura.  Los versículos que escuchamos hoy son muy positivos, pero, como es obvio si leemos todas la carta, Pablo aquí les está recordando de lo que ya tenían, puesto que los corintios estaban desanimados por lo que no tenían, preguntando: ¿Es esto todo lo que hay?

La gente del evangelio tenía la misma pregunta: ¿Es esto todo lo que hay?  Jesús les avisa estar vigilantes, listos para “el momento.”  ¿Qué momento?  El momento en que él iba a regresar, venir de nuevo.

Tres veces hemos escuchado una u otra versión de la misma pregunta: ¿Es esto todo lo que hay?  Y, en la tradición bíblica que tantas veces nos frustra, la respuesta es: Sí…y no.

Sí, la salvación se ha realizado.  Sí, somos redimidos.  Sí, el reino de Dios está aquí.  Sí, se nos ha dado del Espíritu Santo.  Sí, Dios nos ha enriquecido con abundancia y no nos carece ningún don necesario para vivir nuestras vidas como cristianos.  Sí, Dios nos ha llamado.  Sí, Dios es fiel.  Sí, esto es todo lo que hay.

Y no: No, no hemos visto la plenitud del reino de Dios.  No, no estamos conscientes de la presencia y poder de Dios en nuestras vidas.  No, no siempre cooperamos con el Espíritu Santo.  No, no vivimos irreprochables y seguimos pecando.  En otras palabras, no, esto no es todo lo que hay.

El desafío es mantener el “sí” y el “no” juntos en una tensión viva, no olvidando el “sí” sin dejar el “no.”  Si guardamos sólo el “sí,” vamos a quedar desilusionados como los israelitas, puesto que todavía hay dolor, tristeza, y sufrimiento en la vida.  Si guardamos sólo el “no,” nunca vamos a estar satisfechos con lo que tenemos y quizás vamos a aguantar o quizás ignorar este mundo porque esperamos el otro. 

El cristiano tiene que mantener en balance tanto el ”sí, esto es todo lo que hay,” y el “no, esto no es todo lo que hay.”  El reino ya está, pero todavía no.  Cristo ha venido…Cristo vendrá de nuevo.      

Vivir así es estar alerta, vigilante, despierto, y esperanzado. 

Por eso tenemos el tiempo de Adviento, que más que ser una estación del año litúrgico de la Iglesia, es la estación de nuestras vidas.  Estamos siempre en Adviento.    

English

Is this all there is?

That was the question of the Israelites of the first reading.  After decades of exile, they returned to their homeland with hopes and dreams of returning, too, to the life they knew before.  They discovered their fields overgrown, their houses gone, even the Temple gone.  Disillusioned, they asked, “Is this all there is?”

That was also the Corinthians’ question of the second reading.  The portion we heard today was quite positive, but we read Saint Paul reminding the Corinthians of what they did have because they were paying much more attention to what they didn’t have.  Jesus had died, risen, and promised to come again, and their question was, “Is this all there is?”

The people of the gospel had the same question, “Is this all there is?”  Jesus tells them to stay vigilant and awake, because there’s more to come.

Three times we heard one or another version of that same question: Is this all there is?  In true biblical fashion, which often frustrates us, the answer to the question of “Is this all there is?” is both “Yes” and “No.”

Yes, salvation has been accomplished.  Yes, we have been redeemed.  Yes, the kingdom of God is among us.  Yes, we have been given the Holy Spirit.  Yes, God is with us.  Yes, we have every gift we need to live faithful Christian lives.  Yes, God is faithful.  Yes, this is all there is.

And no: No, we don’t see the fullness of the kingdom of God right now.  No, we’re not always aware of God’s presence.  No, we don’t always rely on the Spirit.  No, temptation hasn’t gone away.  No, we’re not immune from sinning.  No, this isn’t all there is.

So, we are challenged to hold the “yes” and the “no” together in tension, never forgetting the “yes”; never letting go of the “no” either.

If we hold on only to the “yes,” then if “this is all there is” includes a lot of suffering and pain, and we can give in to despair. 

On the other hand, if we hold on only to the “no”—this isn’t all there is—then we’re always looking for that more and we’re never satisfied.  We become restless in this world, don’t invest ourselves in the world, don’t try very hard to fix this world…because our happiness is elsewhere in another world.  

We are to hold on to both the “yes” and the “no”; to keep them in balance and to live with the tension: the kingdom is already here and the kingdom is not yet here; Christ has come and Christ is yet to come.

To live this way is stay alert, awake, vigilant, and hopeful.  

Advent—a season of the Church year and the season of our lives.  We are always in Advent.