ESTEBAN POR IGUAL…

Courtesy of crosscards.com

Courtesy of crosscards.com

Esta semana los EE.UU. celebran el 4 de julio: Día de la Independencia. «Independencia» es otra palabra para la libertad. Más literalmente, en este día lo que recordamos y celebramos es que las trece colonias, que llegaron a ser los Estados Unidos de América, declararon su independencia de Gran Bretaña el día 4 de julio de 1776. Pero la libertad es mucho más que libertad política. La libertad también es una virtud cristiana. «Ustedes fueron llamados para gozar la libertad,» escribió San Pablo a los gálatas [5:13a].

¿Qué es la libertad? ¿Qué significa? Para algunos, pero ciertamente no para los cristianos, la libertad es una licencia individualista: Puedo hacer lo que me dé la gana cuando me dé la gana. Esta «libertad» es esclavo de los deseos e impulsos del momento y es extremadamente peligroso. Consciente de esta interpretación, Pablo pronto agregó al versículo que cité arriba: «No hablo de esa libertad que encubre los deseos de la carne» [5:13b].

En un libro que el Papa Francisco dijo que «me ha hecho mucho bien,» el Cardenal Walter Kasper escribe: «Libertad que es consciente de su propia dignidad siempre respetará la libertad de los demás. Será en solidaridad con su libertad y resistirá por ello. Libertad, por lo tanto, no es “la libertad de los demás,” sino “libertad con y para los demás.” Libertad se realiza en la justicia, que todo el mundo da su debida. Libertad presupone que todos los demás respetarán su propia libertad. Tal modo presupone un sistema de justicia que es, al mismo tiempo, un sistema regulado de la libertad» [La misericordia: Esencia del evangelio y clave de la vida cristiana].

Y, ¿qué es la justicia? Normalmente la justicia se defina como dar a cada uno lo debido, pero muchas veces esto suena como castigar. Las cortes, los jueces, las cárceles, y las prisiones son partes de lo que se llama «el sistema de justicia criminal,» sistema cuyo propósito es castigar a criminales. ¿Qué se debe a los que no son criminales? ¿Qué es lo debido al ser humano como ser humano? Sobre todo, la justicia requiere que cada persona reconozca la dignidad del otro. Lo que se debe al otro debido a su dignidad son el respeto personal, la aceptación personal, y el cuidado personal. El Cardenal Kasper dice que «uno puede entender a la justica como la medida mínima del amor y el amor como la medida plena de la justicia.» Aquí cito a San Pablo una vez más, pero con los versículos enteros de Gálatas 5:13–14: «Ustedes, hermanos y hermanas, fueron llamados para gozar la libertad; no hablo de esa libertad que encubre los deseos de la carne; más bien, háganse esclavos unos de otros por amor. Pues la Ley entera está en una sola frase: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo.”»

Con razón celebramos la libertad política de que gozamos en este país y que deseamos para otros. Al mismo tiempo, no igualamos la libertad política y la libertad cristiana. Esforcémonos para realizar las dos: un mundo donde los derechos de todos se respeten, que dé la voz al pueblo en asuntos de sus países, y que les conceda la justicia bajo la ley, igual que la libertad que se expresa en el servicio al prójimo, que es la última justicia: dar a cada uno lo debido, es decir, el respeto personal, la aceptación personal, y el cuidado personal.

¡Feliz día del Cuatro de Julio!
Padre Esteban