Español
Después de una breve reflexión sobre el evangelio (Jesús llama a los primeros discípulos), anuncio públicamente mi jubilación… Lo que digo en la homilía es esencialmente lo que escribí en mi artículo para el boletín, que sigue aquí:
Un nuevo año es un nuevo principio, aunque, para mí, el año 2021 será un fin. Muchos ya están enterados de esto, pero todavía no he anunciado públicamente que voy a jubilarme al 1º de julio de este año. Mi jubilación terminará mis últimos 13 años y los 22 años en total de ser párroco de San José Obrero, y los 43 años de ser un sacerdote parroquial.
Aunque no seré ya “sacerdote parroquial,” cuando un sacerdote se jubila, no deja de ser sacerdote. Quizás el mejor término es “estado de sacerdote mayor.” Un sacerdote jubilado sigue siendo sacerdote, y como él quiere y la salud le permite, sigue en el ministerio, pero en otra forma. Ya no es párroco de tiempo completo y está libre de las responsabilidades que corresponden a ser párroco.
Cumpliré los 70 años en mayo, y un sacerdote en nuestra diócesis puede jubilarse a los 70 años, aunque no es obligatorio. Algunos siguen unos años más. A los 75 años, se requiere que un sacerdote entregue una carta de renuncia al obispo, pero el obispo no es obligado aceptarla. Hay unos pocos párrocos en nuestra diócesis que siguen después de cumplir 75 años y aun con más de 80 años. Entonces, la pregunta: ¿Por qué me jubilo ahora?
Pues, pienso en las palabras de San Pablo: “He combatido el buen combate, he terminado mi carrera…” [2 Timoteo 4:7]. Uno se cansa por combatir y correr. Como dije, no dejo de ser sacerdote, pero ya es tiempo para hacerme a un lado, soltar las responsabilidades y obligaciones de pastorear una parroquia, dejar que otro tome su turno en mi lugar, poder renovar los vínculos de familia y amistad desatendidos a causa de mi trabajo, buscar otras formas menos exigentes de ministrar, y, sí, ¡relajarme!
Al jubilarme, ¿qué pasará con San José Obrero? Pues, ¡la parroquia sigue! Muchos de ustedes me anteceden en la parroquia y seguirán cuando me haya ido. Los sacramentos, programas, y actividades de la parroquia continuarán. El Obispo Walkowiak nombrará a un nuevo párroco para la parroquia que asumirá todas estas responsabilidades, pero probablemente no lo anunciará hasta una fecha más cerca del 1º de julio. Un nuevo párroco es precisamente esto: nuevo—persona distinta con personalidad y estilo distintos, con distintos talentos y prioridades que no hará las mismas cosas en la misma manera como las hago yo. Esto requiere ajustamiento, pero esta parroquia ha tenido 22 párrocos a través de los 132 años de su historia, que quiere decir que un cambio de párrocos no es nada nuevo.
Estoy agradecido por el privilegio de haber sido párroco de San José Obrero por 22 años. Ustedes han sido una bendición para mí, como espero que yo haya sido para ustedes, y confiamos que Dios seguirá bendiciendo tanto a ustedes como a mí.
English
After a brief reflection on the gospel reading (Jesus calls the first disciples), I am publicly announcing my retirement. What I say in the homily is essentially what I wrote in my article for the bulletin, which follows here:
A new year means new beginnings, though, for me, the year 2021 will be an end. Many are already aware of this, but I have not yet publicly announced, as I am now, that I will be retiring as of July 1 of this year. My retirement will bring to an end my most recent 13 years and 22 total years as pastor of St. Joseph the Worker parish, and 43 years as a parish priest.
I may no longer be a “parish priest,” but when a priest retires, he does not stop being a priest. A better term than retirement is “senior priest status.” A retired priest is still a priest, and to the extent that he wants and is able, he continues in ministry, but in a new form. He is no longer a full-time pastor of a parish and is free of the responsibilities that accompany being a pastor.
I will be 70 years old in May, and a priest in our diocese may retire at 70, though he is not required to do so. Some priests continue to work longer. At 75, a priest is required to submit a letter of resignation to the bishop, but the bishop is not obliged to accept it. There are a few pastors in our diocese who are still serving beyond 75 and even beyond 80 years of age. So, the question, why am I retiring now?
In answering that question, St. Paul’s words come to mind: “I have fought the good fight, I have run the race…” [2 Timothy 4:7]. One gets tired fighting and running. As I said, I won’t stop being a priest, but it’s time to step aside, to be relieved of the responsibilities and duties of pastoring a parish, to let someone else take their turn in my place, to be able to renew relationships with family and friends that have been neglected because of my work schedule, to pursue less demanding ways of ministering, and, yes, to relax!
With my retirement, what happens to St. Joseph the Worker parish? The parish continues! Many of you were here before I was and will continue to be here after I leave. The sacraments and programs and activities of the parish continue. Bishop Walkowiak will name a new pastor who will assume all of those responsibilities, but that announcement will be made closer to July 1. A new pastor is just that: new—someone different, with a different personality and style, different talents and priorities, who won’t do the same things in the same way as I did. That will take some adjustment on everyone’s part, but there have been 22 pastors in the 132-year history of the parish, so changing pastors is nothing new for our parish.
I am grateful for the 22 years that I have had the privilege of being pastor of St. Joseph the Worker. You have been a blessing to me, as I hope I have been for you, and we trust that God will continue to bless us both.