Español

El evangelio de Mateo empieza con la genealogía de Jesús, el sueño de José que anuncia el nacimiento de Jesús, nacimiento de Jesús, visita de los Magos, huida a Egipto, masacre de los inocentes, retorno a Nazaret, años después, Juan Bautista anuncia la venida de Jesús, y el bautismo de Jesús.

El evangelio de Lucas tiene una introducción, la anunciación del nacimiento de Juan Bautista, entonces el de Jesús, la visita de María a Isabel, el nacimiento de Juan Bautista, el nacimiento de Jesús, la presentación de Jesús en el templo, años después, Jesús “se pierde” en el Templo, y más años después, Juan Bautista prepara el camino del Señor, y Jesús se bautiza.

Juan empieza su evangelio con una larga introducción teológica (“Al principio era el Verbo…”), aparece Juan, y Juan presenta a Jesús a quien había bautizado.

Marcos empieza con la predicación de Juan Bautista y el bautismo de Jesús.

Mateo toma 63 versículos, Lucas 153 versículos, Juan 31 versículos, y Marcos solamente 9 versículos para llegar al bautismo de Jesús, pero el bautismo del Señor es el primer acontecimiento que aparece en cada uno de los cuatro evangelios, y con esto, los cuatro evangelios por fin están en la misma página.

¿Qué quiere decir?  Si el bautismo de Jesús es el primer hecho que todos los evangelios tienen en común, quiere decir que el bautismo es algo bastante importante—el bautismo de Jesús y el bautismo de cada uno de nosotros.

Si con el bautismo de Jesús los evangelios por fin están en la misma página, también con nuestros bautismos todos estamos en la misma página.  ¿Qué quiero decir?

Con el bautismo, todos estamos en la misma página, poseyendo la misma dignidad de ser hijos e hijas de Dios.  No hay nadie que tenga más dignidad que otro, ni menos; ni hay nadie que no merezca nuestro respeto.  

Con el bautismo, todos estamos en la misma página por haber bebido del mismo Espíritu.  No es que algunos han recibido el Espíritu y otros no.  Al contrario, todos tenemos dones del Espíritu y todos tenemos el poder del Espíritu.

Con el bautismo, todos estamos en la misma página por tener el mismo acceso a Dios.  No es que por otro sacramento—la ordenación—Dios me escucha a mí por ser sacerdote más que escucha a ti.  

Con el bautismo, todos estamos en la misma página por haber recibido el mismo llamado a la santidad y las mismas responsabilidades como cristianos.  No es que tengo que ser santo por ser sacerdote y ustedes no.  No es que tengo que amar a mi enemigo y ustedes sólo tienen que amar a su prójimo.  Los mandamientos son iguales para todos.  

Por el bautismo todos estamos en la misma página por tener el mismo destino.  Todos estamos destinados a la vida del reino de Dios.  El fin es igual para todos.

Si por el bautismo de Jesús los evangelios están por fin en la misma página, también es la verdad que por el bautismo todos nosotros estamos en la misma página.  

English

Matthew gospel begins with the genealogy of Jesus, Joseph’s dream announcing Jesus’ birth, the birth of Jesus, the visit of the magi, the flight to Egypt, the massacre of the innocents, the return to Nazareth, and then, years later, John the Baptist announces the coming of Jesus, and then Jesus’ baptism.

Luke’s gospel has an introduction, the annunciation of John the Baptist’s birth, then of Jesus’ birth, Mary’s visit to Elizabeth, the birth of the Baptist, the birth of Jesus, the presentation of Jesus in the Temple, 12 years later Jesus being “lost” in the Temple, and then, a few more years later, John the Baptist announcing the Messiah and then Jesus’ baptism.

John’s gospel does recount anything about Jesus’ birth but begins with a long theological introduction (“In the beginning was the word, the word was with God and the word was God…”), then John is presented and he, in turn, presents Jesus, whom he has baptized.

Mark’s gospel begins with John the Baptist preaching, then the baptism of Jesus.

It takes Matthew 63 verses, Luke 153 verses, John 31 verses, and Mark just 9 verses to get to the baptism of the Lord, but the baptism of Jesus is the first event that appears in all four of the gospels, and with that, Matthew, Mark, Luke, and John are finally on the same page.

If it is the first event recounted in all four gospels, then Jesus’ baptism must be pretty important—and so must ours be.

If the baptism of Jesus puts all four gospels on the same page, then our baptism puts all of us on the same page.  What page is that?

With baptism, we are all on the same page in that we all possess the same dignity as sons and daughters of God.  There is no one who has greater dignity than another, nor anyone who lacks that dignity or who is undeserving of respect.

With baptism, we are all on the same page for having been given to drink of the same Holy Spirit.  It is not that some have the Spirit and others don’t, or that some have more of the Spirit than others.  On the contrary, we have all been given the gifts of the Spirit for the good of the Body of Christ.

With baptism, we are all on the same page in that we all have access to God.  It is not ordination—being a priest—that gives us access to God, but baptism.  

With baptism, we are all on the same page for having received the same call to holiness and the same responsibilities as Christians.  All are called to be holy, all are called to do God’s work, all are to love their enemies, all are to give to the poor, all are to keep the commandments.

With baptism, we are all on the same page because we all have the same destiny—live in the kingdom of God.  The end—the reward—is the same for all.

If, with the baptism of Jesus, the four gospels are finally on the same page, then it is also true that with our baptism, we too are all on the same page.