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XIV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO (A)
5 de julio de 2020
En este domingo XIV del Tiempo Ordinario, en pleno verano, quiero volver al Domingo de Ramos—el 5 de abril—que, a causa de la cuarentena, no celebramos aquí en la iglesia, pero sí conocemos de que se trata. En Domingo de Ramos, el evangelio se lee al principio de la procesión, y Jesús envía a dos de sus discípulos al pueblo, diciéndoles, “Al entrar, encontrarán amarrada una burra y un burrito con ella. … Si alguien les pregunta algo, díganle que el Señor los necesita” [Mateo 21:1-3]. Y entonces el evangelio cita un versículo del libro del profeta Zacarías que escuchamos en la primera lectura: “Mira a tu rey que viene a ti, apacible y montado en un burro, en un burrito, hijo de animal de yugo” [Zacarías 9:9; Mateo 21:5].
Jesús no monta caballo, como los soldados; no llega en carro o carruaje como los reyes de este mundo; no tiene ejército, no usa la violencia, no conquista, no domina. Jesús es, como dijo en el evangelio, “manso y humilde de corazón,” y un burro simboliza esta humildad y esta mansedumbre.
¿Cómo entra Jesús en el mundo en nuestros días? Por la misma manera; por burro…por burros.
Hace mes y medio, murió un sacerdote aquí en Grand Rapids—el Padre Dennis Morrow. Recibió mucha publicidad porque había servido como capellán de los dos departamentos de policía y de bomberos por más de 40 años. Recuerdo su ordenación en 1975. La portada del librito pare su ordenación tenía un dibujo de los discípulos consiguiendo el burro, con las palabras, “El Señor lo necesita.” El punto fue que él—el nuevo sacerdote—era nada más que un burro, pero el Señor tenía necesidad de él. Él reconoció sus faltas, debilidades, pecados, y que no era digno, pero reconoció también que Jesús entra en su ciudad montado de burro—y ese burro era él. Ese burro somos nosotros.
¿No es verdad que no nos creemos dignos de Dios? ¿No es verdad que somos pecadores y por eso dudamos que Dios quiera usarnos en su servicio? ¿No es verdad que nos creemos sin recursos o talentos suficientes para hacer grandes cosas para Dios?
¿Pero no es la verdad también que Dios apoya al que tropieza y alivia al agobiado, como nos dijo el Salmo 144? ¿No es la verdad que Jesús nos dijo que él revela a la gente sencilla lo que no revela a los sabios y entendidos? ¿Y no es verdad lo que San Pablo nos dijo, que tenemos el mismo Espíritu de Dios que resucitó a Cristo de entre los muertos?
Jesús entró en su ciudad montado en burro, no caballo. Su moda de transportación siempre es por burro, nosotros somos los burros, y el Señor tiene necesidad de nosotros.
English
14th SUNDAY IN ORDINARY TIME (A)
July 5, 2020
On this 14th Sunday in Ordinary Time, in the middle of summer, I want to return to Palm Sunday—April 5—which, because of the stay-at-home order during this pandemic, we did not celebrate here church, but we know what the day is about. On Palm Sunday, the gospel is read before the opening procession, and we hear Jesus telling two of his disciples, “Go into the village and you will find an ass tethered, and a colt with her. … And if anyone should say anything to you, reply, ‘The master has need of them’” [Matthew 21:1-3]. And the gospel then cites a verse from the book of the prophet Zechariah that we just heard in our first reading: “Behold, your king comes to you, meek and riding on an ass, and on a colt, the foal of a beast of burden” [Zachariah 9:9; Matthew 21:5].
“Ass” is a legitimate word, but since it has other connotations in English, I’ll use the term “donkey” instead.
Jesus does not ride a horse, as the soldiers do; he does not ride in a carriage, as the kings of this world do; he has no army, does not use violence, does not conquer, does not dominate. Jesus is, as he says in the gospel, “meek and humble of heart” [Matthew 11:30], and the donkey symbolizes his meekness and his humility.
How does Jesus enter in our day? The same way: he uses, well, donkeys.
In May, Father Dennis Morrow died. He was a priest here in Grand Rapids and for more than 40 years was the chaplain of both the Grand Rapids Police and Fire Departments. I remember his ordination in 1975. On the front cover of his ordination booklet was a drawing of a man leading a donkey, with the biblical quote, “The Lord has need of him.” The point was clear. Father Dennis recognized that he was the donkey that God needed. He recognized his weaknesses, his faults, his sins, his unworthiness, but he also recognized how Jesus enters into his city and into this world. Mounted on a donkey. We are those donkeys.
Don’t we think we are unworthy of God? Don’t we believe that because of our unworthiness God would never chose to use us? Don’t we think that we lack the gifts necessary to do great things for God?
Is it not also true that, as we heard in today’s psalm, that the Lord lifts up those who are falling and raises up those who are bowed down? Do we not believe what Jesus said, that what has been hidden from the wise and learned has been revealed to the little ones? Is it not true what Paul told us today, that we are in the Spirit, and that the Spirit who raised Jesus from the dead is at work in us too?
Jesus entered his city riding a donkey, not a horse. His mode of transportation is always on a donkey. We are those donkeys, and the Lord has need of us.